Como cada mañana de puerto subí al piso 9 para desayunar cereales, sándwich de queso, naranjas y café. Al salir del rellano a la cubierta, a través de las ventanas puedo ir viendo fragmentos del paisaje, y ya cuando llego a la cubierta que se llama Panorama se me dibuja la sonrisa en la cara. Cada puerto es diferente, y siempre juego a buscar algún elemento del paisaje que confirme que estamos en Asia, en África o América. Ushuaia nos recibía con sus casitas de colores con tejados a dos aguas y las montañas que abrazaban la última ciudad del planeta. Ushuaia, a parte de un hotel-discoteca en Ibiza, es la ciudad más austral del mundo. Está en la mitad Argentina de la isla de Tierra del Fuego en la Patagonia. Fuimos a la oficina de turismo Cilla, Bjorn, Kristin y yo a darnos de alta en el registro de montañeros de la ciudad para hacer la ruta por el Parque Nacional de la Tierra del Fuego. Compramos algo en el supermercado, sacamos pesos argentinos en el Banco Galicia y fuimos a la plazoleta donde lo microbuses hacen las excursiones. Negociamos por 500 pesos ida y vuelta al inicio de la ruta a La Laguna Esmeralda y el Glaciar Ojos del Albino. Esa es la ruta que desde las 12 a las 19h estuvimos haciendo. El conductor, Richi, es peruano y se vino a Ushuaia por trabajo. Aquí los salarios son más altos porque tienen un plus por adversidades del tiempo. Además la isla es una zona sin impuestos para atraer empresas y familias que perpetúen la continuidad de la vida argentina en la isla. Richi me contaba como Ushuaia solo era una prisión ya en tiempos de la independencia de Argentina, pero con la ocupación británica de las Malvinas (están al lado), el gobierno argentino decidió empezar las repoblación de la isla para evitar que los británicos la ocuparan. Y hoy Ushuaia es una ciudad de unos 120.000 habitantes que vive del turismo de montaña y de una fabrica china o japonés (Richi no sabe seguro) que monta electrodomésticos, móviles y aparatos electrónicos para distribuirlos al resto del país. Me dijo que la gente viene por trabajo pero no aguantan mucho tiempo por el clima tan extremo. Los precios, aunque son sin impuestos son iguales que los de Buenos Aires ya que aquí lo tienen que importar absolutamente todo. Empezamos la ruta y nos acompañó un perro hasta la Laguna Esmeralda. Que se llama así por el color esmeralda de sus aguas. Ese color lo dan las partículas de polvo de roca que están en suspensión en el agua. Seguimos caminando por este paraje hasta llegar al glaciar. Cuanto tiempo sin sentir el crujido de la nieve bajo los pies. A la vuelta caminamos buena parte del tiempo en silencio disfrutando de estos paisajes tan espectaculares. ¡Qué bueno es llenarse la cabeza de montañas! Definitivamente, el poder que tienen las montañas nunca lo tendrá el océano. A las 19 volvimos a Ushuaia y quedamos con otros compañeros para ir a cenar. Fuimos a un restaurante de tenedor libre (bufet libre) que nos recomendó Richi “La Estancia”. Buen vino de la isla y caldereta de marisco. Después nos encontramos con el resto de compañeros en el bar Dublín. Muy divertido poder pasar una noche juntos fuera del barco y sin japoneses alrededor por una vez. Pintas de cerveza y risas entre argentinos, expatriados y turistas montañeros. A dormir al barco, ya que el puerto está en el mismo centro de la ciudad. A la mañana siguiente fui a desayunar a una cafetería de la calle San Martin, café con leche, un croissant relleno de membrillo y wi-fi. Después me compre un libro que se llama “Relatos de la Patagonia originaria. Mitos y leyendas de los Tehuelches y los Mapuches”. Relatos compilados por la asociación La Nube de Buenos Aires, editado por ‘ediciones continente’ (empresa recuperada y gestionada por sus trabajadores) y encuadernado en cooperativa de trabajo La Nueva Unión Ltda. (empresa recuperada y gestionada por sus trabajadores). Es la información que viene en la contraportada. Como me contaba María en Bueno Aires, durante la crisis del corralito los trabajadores fueron los que se unieron y sacaron adelante las fábricas y empresas que sus jefes habían cerrado. Después volví al barco, el Kisan (tiempo de vuelta) era a las 10:30h.
0 Comments
Leave a Reply. |
Carlos:Viajero, educador, contador de historias y siempre un aprendiz. Archivos
April 2018
Categorías
All
|