Pasó la Navidad sin pena ni gloria. En Japón no la celebran, sólo decoran y compran. Vamos, que se quedan con la anécdota. De hecho el día 25 trabajamos.
La Nochevieja tuvo algo más de notoriedad, pero lo que si fue muy interesante fue el Añonuevo. Los japoneses este día lo celebran mucho, desde los primeros rayos del sol. Se levantan para ver el primer amanecer del año. Yo me uní a las 8 a la fiesta del mochi y el sake. Sacaron un bidón grande lleno de sake (licor de arroz) y con mazas rompieron la tapa de madera y empezaron a servir. El mochi es un dulce de arroz. Cuecen una variedad de arroz muy pegajoso que al machacarlo se hace una pasta como un chicle. Luego lo sirven con una salsa d alubias dulces. Es tan pegajoso y consistente a la vez, como un chicle, que a los niños no les dejan comer mochi para que no s atraganten. La forma de conseguir esa masa pegajosa es como una celebración. Con un mortero gigante de madera y una maza se va golpeando el arroz y otra persona le va dando vueltas. Yo estuve dándole mazazos al mochi. Me dijeron que es muy interesante poder participar aquí de esas tradiciones porque en Japón, a no ser de ir a las zonas rurales ya no se pueden experimentar ese tipo de tradiciones. Después hubo conciertos de música tradicional, todos iban vestidos con la Yukata (la ropa tradicional de Japón). Participé en la ceremonia del té. Para cenar no sirvieron una caja con cuatro departamentos. Y una carta explicando cada cosa. Cada figurita hecha con la comida representa algo o es un deseo del nuevo año. La comida estaba hecha figuritas y era muy colorida. Me gustó verla, pero no comerla. A partir de enero ha empezado el segundo semestre y hemos rotado el horario. Ahora doy las clases a las 8.50 y a las 14.50. Tengo toda la mañana libre para acudir a las conferencias o hacer otras cosas. Ahora la Mizuan (invitada) que da las conferencias desde Namibia hasta Rio es Binka. Una mujer inglesa de 77 años (con vitalidad de 25) que lleva viviendo en la selva atlántica de Brasil más de 40 años. Es la directora d Iracambi, la ONG que trabaja para proteger los bosques y las poblaciones rurales e indígenas de la zona atlántica de Brasil. Sus charlas son muy completas e interesantes, además es una mujer muy cariñosa y con mucha vitalidad. Yo estaba preparando mi charla sobre modelos de paz y violencia en las favelas de Brasil para hacerla antes llegar a Rio de Janeiro, pero los traductores de español son pocos y estaban bastante liados estos días y la hemos dejado para después de Brasil. La pena es que Binka iba a presentar mi charla, y ella en Rio se baja del barco así que para cuando haga la charla ya no estará. Lo que fue muy divertido fue hacer juntos la clase abierta de portugués. Después los japonesicos se pensaban que yo tenía alguna relación directa con Brasil y no paraban de hacerme preguntas los días después sobre qué comer, donde ir, recomendaciones. Se pensaban que por haber dado la clase de portugués básico ya me sabía yo todo. Se quedaban despagaos cuando les decía que para mí era la primera vez en Brasil. os recuerdo que podeis visitar el blog de mi compañero de habitación para National Geographic: http://voices.nationalgeographic.com/author/jhincks/
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Carlos:Viajero, educador, contador de historias y siempre un aprendiz. Archivos
April 2018
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